Durante el verano de 2022, tuvimos la oportunidad de poner a prueba lo que sería el voluntariado futuro. Estuvimos 4 meses en una cabaña de pastor, a cargo de un rebaño de ovejas y uno de cabras. Nuestra misión fue manejar y vigilar estos dos rebaños con el fin de intentar evitar los ataques que se pudieran dar.
¿Cómo lo llevamos a cabo?
Cada mañana los animales, junto con el mastín de protección, eran conducidos a pastar por la zona del Parque Nacional y, a última hora de la tarde, los recogíamos cerca de la cabaña para que pasaran la noche en un semi-cercado. De esta forma, si se acercaba alguna amenaza, el mastín lo detectaba y, al ladrar, éramos capaces de escucharlo y comprobar el estado de los animales.
Durante los 4 meses que pasamos viviendo en la cabaña, recibimos la ayuda constante de ganaderos y ganaderas, pastores y pastoras con los que convivíamos en el territorio.
Siendo los mejores conocedores del territorio y sus dinámicas (y con mucha paciencia) algunos de ellos nos enseñaron a identificar rastros de depredadores y otro tipo de fauna, a encontrar caminos antiguos, las diversas maneras de buscar al rebaño entre la niebla y a mecer (ordeñar) cabras, ovejas y vacas, entre muchas otras cosas.
Pero sobre todo, el mayor aprendizaje fue sobre su cultura y su historia. Con más de 4000 años de presencia en el territorio, la conservación de medio ambiente, así como sus recursos naturales, se ven íntimamente relacionados con el manejo de ganado.
Ayudarles en sus tareas por las distintas zonas del puerto se convertía en un viaje en el tiempo donde podíamos conocer los nombres -casi- desaparecidos de canales, vegas, cuevas, y las historias -casi- olvidadas que solo ellos conocen y guardan.
Estas historias, culturas y saberes, abandonados e ignorados por una gran parte de la sociedad, merecen ser escuchadas antes de desaparecer del todo. Desde aquí queremos ayudar a visibilizar esa forma de vida ligada al pastoreo y los motivos de su -casi- extinción.
Con la pérdida de población en las zonas rurales y sus manejos tradicionales del entorno, también se pierden las tradiciones y culturas únicas que se forman cuando una sociedad convive y depende de un territorio.
Desde canciones o juegos a conocimientos ancestrales sobre los usos de las plantas del entorno.
A medida que estos territorios se despueblan, se llenan con una explotación turística cada vez más masiva.
Un tipo de explotación turística que degrada ecosistemas, desplaza a la población de su entorno y crea brechas culturales, que conllevan a puntos de vista radicalizados y conflictos.
Desde Les Mastines, buscamos crear una conciencia real sobre esta situación.
Creemos que muchos de los problemas actuales que sufren los entornos rurales proceden de esta desconexión cultural tan grande.
Por eso, buscamos que los voluntarias/os se sumerjan en la cultura y en la historia de los territorios en los que se encuentran.
Conocer de primera mano qué fauna autóctona convive en esas zonas así como el funcionamiento de la ganadería extensiva.
Buscamos que las personas que colaboren con nosotras formen un punto de vista tanto crítico como real acompañadas por personas de la zona que puedan transmitir sus vivencias e historias.
¡Quizás con algo de suerte volverás a casa cantando alguna que otra tonada que te recuerde al paisaje y su identidad.