Si hay algo que nos caracteriza es la pasión que sentimos por la vida salvaje, la protección de los ecosistemas con todos sus componentes, y las ganas de llevar a cabo una conservación del medio ambiente coherente y adecuada al entorno.
La Península Ibérica es un territorio con una biodiversidad admirable y envidiable. Alberga una gran variedad de biomas que, gracias a sus condiciones ecológicas, hacen que gocemos de gran cantidad de especies tanto de animales, como de plantas y hongos.
A diferencia de muchos otros territorios, en la Península se encuentran tres de los cuatro grandes carnívoros europeos: El lince (Lynx pardinus), el oso (Ursus arctos) y el lobo (Canis lupus).
Algunas de estas especies (todas ellas endémicas) han sido consideradas alimañas durante mucho tiempo, por lo que sus poblaciones se han visto alteradas y perseguidas sobre todo los últimos siglos.
Todas ellas desempeñan un papel esencial por su importancia ecológica, actuando como especies paraguas, es decir, especies que, al regularlas, se regulan otras especies indirectamente.
Su adecuada gestión poblacional, con medidas de conservación adaptadas a cada territorio, son esenciales para seguir gozando de estos animales a la vez que dar cabida y seguridad a las actividades humanas que comparten territorio con ellos.
Con este proyecto buscamos dar a conocer la fauna que nos rodea con la finalidad de dar el valor y crear una conciencia sobre la importancia que tienen aquellas especies con la que compartimos territorio.
Con el voluntariado se crea la oportunidad de aprender a identificar los rastros de los diferentes animales que habitan la zona, así como también a identificarlos in situ y descubrir cómo interactúan entre ellos y con el ecosistema.